-->

martes, 22 de noviembre de 2011

Te he estado amando durante mil años, y te amaré por mil más.

Cariño, ¿puedo preguntarte algo?
¿Acaso es posible amar tanto y tan fuerte? ¿Que las lágrimas que corran por mis mejillas sean de felicidad?
Siento que he estado tanto tiempo buscandote y que por fin te he encontrado. Siento que lo único que quiero es pasar una vida completa a tu lado. Para la eternidad. Una vida amandote, porque... ¿qué mejor muestra de amor que la de entregar tu vida para compartirla con otra persona?
Con una única persona de tantas millones que hay en el resto del mundo. Que de todas ellas encuentres a una sola y que sientas que ella complementa todo. Es algo más profundo.
Es mirar sus ojos y perder el sentido, ya que el único norte es allá dondequiera que su mirada vaya. Ver esa preciosa sonrisa que no pasa desapercibida. Que es capaz de arrancarle una sonrisa a tu corazón cuando nada ni nadie ha sido capaz de hacerlo. Sentir en un cálido abrazo que estás totalente protegida. Sentir que te estremeces cada vez que una huella de su suave piel te toca. Oír su voz, su risa, esa dulce melodía. Y rozar sus labios. Y sentir que el mundo para. Que la vida no pasa. Que todo está quieto, tranquilo. Que lo unico que deseas es que jamás se acabe ese momento. Sientes algo tan grande, algo tan imposible de explicar...
Sí, algo así siento por ti. Algo que no está quieto. Algo que crece cada vez más y más.
Lo siento cariño, pero no puedo evitarlo: estoy irremediablemente enamorada de ti.

miércoles, 29 de junio de 2011

03:40

"Yo sé donde van los besos, yo los vi quedarse quietos entre tu boca y mi cuerpo se perdieron..."
Ayer fue un día triste. Este comienza igual. Sí, triste. Y el Sol saldrá resplandeciente, los pajaritos cantarán y todo ese rollo, pero será triste. Falta algo. Lo que más quiero. Lo tengo en mis manos pero no está. Y sentir que se te escapa, que se resbala y sientes impotencia porque n puedes hacer nada para detenerlo y tienes miedo. Miedo a que siga cayendo y te desesperas... Y esa firmeza que buscas no está. Pero lloras y, después, vuelve todo a la normalidad. Hasta que de nuevo llega otro bache y te sientes perdida...
Y sí, ahora quiero llorar... Escapar lejos de aquí.

lunes, 13 de junio de 2011


Idiota. ¿Por qué mi móvil no suena? Idiota. Idiota. Llama de una vez. ¿Por qué no llamas? ¿Acaso no lo ves? Estoy esperando. Tic, tac. Tic, tac. Ohh, Dios. Estoy empezando a ponerme nerviosa. ¿Es tonto? Sí. Agg. Las doce y veinte. Ni si quiera me he cambiado de ropa. Me he metido directamente en la cama. Enfadada. Sí. Estoy enfadada. Y ni si quiera me llamas. Yo quiero que me llames. Yo quiero que me llames para que me escuches enfadada. Para que sepas que fue un error. Que lo has hecho mal. Para discutirte. Decirte que eres un imbécil. Que eso no se hace. Que te odio. Que siempre me haces lo mismo. Que no tienes remedio. Que elijas blanco o negro. Que si es blanco es blanco y si es negro es negro. No quiero gris. Quiero rojo. Llama. Llama. ¿Por qué no suena? ¿Está roto, o qué? No, no lo está. Te juro que quiero pasar a tu lado y ni si quiera mirarte para que vengas detrás de mi pidiéndome perdón. Sí, eso es lo que tengo que hacer. No. No puedo hacer eso. ¿Por qué no puedo ser un poquito cruel? Cinco minutos más. Llámame. Te sabes de memoria mi número de teléfono. Y yo estoy aquí, esperando. Mis ojos están empezando a encharcarse. No. Hoy no es día de lluvia y, menos, en mi habitación. Una canción triste. ¿La quito? No, déjala. Total. ¿Qué hago? No. Soy yo quien está enfadada. Ni si quiera debería estar preocupándome. Soy idiota. Idiota. Idiota. Y tú también. Idiota. Idiota. ¿Qué es lo que pasa? Algo está nublando todo. Hay piezas que no están empezando a encajar. O quizás son piezas sueltas. Sí. Piezas que ni si quiera deberían estar. Sin embargo, no es así. No. Para. No quiero empezar a pensar. Por favor. Llámame. Llámame ya o empezaré a ahogarme en el recuerdo, en un recuerdo inexistente. Raro, extraño, tonto y tantas veces cínico. Parece que es jugar a hacerse daño…

viernes, 3 de junio de 2011

Deseo...

Deseo de sentir, de respirar, de gritar. 
De caminar, mirar, observar, escuchar, oír.
De sonreír, de reír, de descubrir.
De viajar, y probar. Averiguar.
Deseo de libertad...

miércoles, 1 de junio de 2011



Esto va por todas AQUELLAS personas que no tienen otra cosa mejor que hacer que andar metiéndose en la vida de los demás.
Por celos, por envidia y quién sabe cuántas cosas más.
¿Sabéis lo que os digo? Que me dais pena.
Sí, pena. Porque vuestra vida social es tan mínima que tenéis que conformaros hablando de la gente a sus espaldas.
Pero no os preocupéis, no. Que ya os llegará vuestro turno ;)


PD: Sí, lo sé. Yo también tengo mi lado malo.

jueves, 26 de mayo de 2011

Capítulo XXXIV

-Por cierto, ¿puedo hacerte una pregunta personal?
-Adelante.
-¿Tienes novia?
-No.
-¿Te gusta alguien?
-Siempre hay alguien que nos gusta.
-Bien. Entonces, sé bueno con ella.
-Se lo diré de tu parte -reí.
  
 

lunes, 16 de mayo de 2011

Déjame

Dejame recibirte en la puerta con un beso.
Deja que te prepare la cena mientras tu te estás duchando.
Dejame conversar contigo, mientras saboreamos la comida a la luz de las velas.
Lavaremos juntos los platos. Luego, nos sentaremos en el sofá a ver la tele. Sin prestar mucha atención a ella. Simplemente en aquellas noticias que quizás sean de mayor importancia. Las comentaremos. Quizás lleguemos a un mutuo acuerdo, a una posible solución. Pero luego se nos olvidará.
Estaré acurrucada con los pies doblados sobre el sofá y mi cabeza en tu hombro. Bostezaré y me preguntarás: "¿A la cama?"
Y yo me levantaré y subiré corriendo las escaleras envuelta en la manta que antes tapaba nuestras piernas.
Y tú me seguirás... Y yo, sonriéndote, estaré de rodillas sobre el edredón blanco. Apareces por la puerta, y yo, jugando a ser pequeña, tapo una sonrisa tímida. Sonríes, te acercas.
Todo es tan perfecto...
No, todavía no...
Sí, ahora sí... Ahora sí que es perfecto.
Y solo alumbra la luz del pasillo que se filtra por la puerta.
♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥

Y tú, y yo. Y una cama revuelta.
Suspiro. Estoy tumbada sobre tu pecho. Escucho tu respirar. Los latidos de tu corazón. Unos latidos tranquilos. En calma. Seguros.
Busco tu mirada, pero no la encuentro. Está bajo esos párpados. Viendo lo que desearíamos ver en un mundo real y no en ese que nosotros inventamos. Pero no por ello no nos conformamos.
Y me levanto. Descalza. De puntillas. Apago la luz del pasillo. Cojo el edredón y, contigo, nos envolvemos en él.
Entreabres los ojos, me sonríes. No hace falta decir nada para saber lo que ese silencio está gritando en ese momento.
Yo tampoco te lo digo, pero sin embargo tú lo sabes.
Ambos lo sabemos. Y te doy un beso.
Un beso de buenas noches.
Y no como el de ayer, no. Este es único.
Porque cada momento contigo es un nuevo regalo que tengo que agradecer.
Y cierro los ojos mientras te abrazo. Feliz. Feliz de estar ahí. Feliz de estar feliz.